Luis
D'Elía: "Macri va a necesitar el helicóptero"
Por primera
vez en mucho tiempo la violencia
política aparece en el escenario argentino no como fantasía salvaje de grupos
como Quebracho , sino como presencia ominosa: amenazas a Macri y a Vidal,
intentos de robo de documentación, declaraciones de dirigentes kirchneristas
lindantes con la sedición, la política del “helicóptero para Macri” fogoneada
en cientos de pequeñas o grandes marchas, manifestaciones, acampes, ollas
populares, marchas federales, huelgas salvajes, escraches, pintadas, programas
radiales y televisivos. El peor escenario- un peronismo indómito que no
gobierna y no deja gobernar- no es ya solo objeto de especulación de analistas
sino un cotidiano compañero de viaje. Ya no suenan creíbles los atajos de
algunos dirigentes, explicando que esto es solo”espumita” y que nada serio hay
detrás de esas amenazas. Un país que sufrió violencia política durante años
tiene una memoria que funciona como una alerta temprana. ¿O acaso no hubo violencia
en plena democracia de Alfonsín, con el
ataque al cuartel de la Tablada, o con los reiterados levantamientos militares
carapintadas? ¿O acaso no volaron la Embajada de Israel y la AMIA en épocas de
Menem? ¿Por qué nos siguen tomando como nenes de pecho? En Argentina hay que
estar muy atentos a las incitaciones, insinuaciones y amenazas de violencia,
provengan de donde sea.
La población
percibe este clima. Para el 75% ha aumentado la violencia política en los
últimos meses. Un 62% lo atribuye a las posturas de sectores extremos de la oposición.
Y como causa coadyuvante, un 70% acuerda con el argumento de que se ha
deteriorado la situación social y eso es
un caldo de cultivo. O sea, aumento de la percepción de más pobreza y actuación
de oportunistas crean el caldo ideal para que se desate la violencia.
Sin llegar a
la violencia, la oposición no kirchnerista, ejerce una dureza extrema, a fin de
ganar el galardón de “máximo opositor” que le permitiría mejorar sus chances de
cara a las próximas elecciones. Se disfrazan de Kirchneristas “que no roban”
para abrevar de ese gran sector del electorado, un 40%, que quiere la
Restauración Cristinista. La década perdida no terminó en diciembre de 2015:
sobrevive en una cultura del rencor, que exige permanente reparación por
supuestas injusticias. Nadie reclama deberes: solo hay derechos, ya, por algún
mandato divino. El “vamos por todo” de Cristina sigue vigente en millones de
personas que creen que por el hecho de
existir deben recibir ayuda permanente del Estado, esto es, de los que financian
con impuestos al Estado. “Que den trabajo” le exigen al gobierno, como si la solución
fuera poner fábricas estatales en cada barrio, un delirio populista que sabemos
cómo terminó en Venezuela. ”Que nos den vivienda, trasporte gratis, luz y gas
gratis, salud, educación, todo gratis”. ¿Quién paga esa fiesta?
Frente a
este panorama, el gobierno tiene que conceder, captar a ciertos opositores a
cambio de algo. Nada es gratis: ni la vivienda para los necesitados ni el voto
en el Parlamento. Ciertos connotados opositores “tibios”, conciliadores, exigen
en sus provincias el mantenimiento de planes sociales que ellos o sus socios
manejan en forma absolutamente corrupta y clientelar. Y esos son los “buenos”,
los “no violentos”. Otros insisten en leyes que sacan del manual de la economía
fracasada de los años 60. Así como exigían y votaron prohibir los despidos por
180 días, ahora pretenden prohibir las importaciones por 120 días. Otro
despropósito que quiebra la cadena productiva al impedir la entrada de insumos
extranjeros para los productos nacionales.
Y es de Massa este delirio, el supuestamente democrático peronista del
siglo XXI.
Mientras hay
una única noticia económica buena, la baja de la inflación a cerca de un uno
por ciento mensual, la oposición y los sindicalistas exigen reapertura de las Paritarias,
que ya cerraron a mediados de año, como si la inflación no hubiera cedido nada:
el asunto es crear incertidumbre, demoler certezas.
La gente
percibe ya este bajón inflacionario. La inflación ha dejado de ser el principal
problema y ahora se empareja con el que figuraba como el principal durante el
gobierno anterior: la inseguridad. Pero baja la inflación y sube el temor al
desempleo. O sea, el gobierno se desayuna todas las mañanas con otra mala
noticia. Se resuelve un tema, aparecen otros. No hay temor de estampida del
dólar ni de la inflación, pero ahora hay temor al desempleo y al clima de
crisis social, con movilizaciones, posibles saqueos, tensión social.
COMO CAMBIAR EL MODELO SI TENEMOS QUE CONVIVIR CON
SUS REPFRESENTANTES?
Desde un
punto de vista meramente doctrinario pareciera que el gobierno de Macri no encarna, realmente,
una restauración republicana y liberal. El núcleo básico de sus votantes es
antiperonista, le echa la culpa de la decadencia argentina al peronismo y cree
que el PRO es la posibilidad de salir de la lógica populista que nos persigue
desde hace 70 años. Pero el PRO se empeña en buscar la “pata peronista”, Macri
cita frecuentemente al “General Perón” y el acercamiento con sindicalistas y
gobernadores peronistas tiene el sabor
de lo añejo. También Alfonsín tenía excelentes relaciones con la renovación peronista.
Aislar a Herminio Iglesias fue el fácil objetivo que alfonsinismo se propuso y
logró. Aislar a Cristina parece ser el no tan fácil objetivo que el macrismo se
propone. Claro que “muerto el perro NO se acaba la rabia”. Lo que hay que
eliminar es a la rabia, no a su portador. La gente que votó a Macri sabe que la
táctica es tratar de dividir al peronismo y operar por líneas interiores.
Pero…hay también modos y modos se actuar esta cercanía con el peronismo. La
contradicción entre un programa keynesiano-populista como el que propone el
Ministro de Hacienda con la visión más
ortodoxa del Presidente del Banco Central es otra cara de este problema de la
ambigüedad macrista. Es ambiguo que en nombre de la libertad…el Jefe de
Gobierno se alíe con los sindicalistas taxistas contra Uber y que haya salido a
la caza esos choferes , invadiendo su domicilio y encarcelando a varios de ellos.
Dice La Nación, 8 de septiembre, “se allanaron
los inmuebles de "socios" conductores de Uber, a los que "se
investiga por haber realizado actividades lucrativas no autorizadas en el
espacio público, pero también por ejercer ilegítimamente una actividad al haber
excedido los límites de su registro de conducir”. O sea no se allanan
domicilios de barra bravas ni de trapitos, de violentos o de delincuentes, pero
si se allanan los de personas inocentes de cualquier delito, que no sea el
incumplir reglamentaciones burocráticas .
También en nombre de la libertad se puede importar directamente con una
franquicia de…25 dólares por año y se deben llenar farragosos expedientes para
importar un Ipod de 500 dólares. En nombre de la libertad se habla de elevar el
impuesto a las ganancias a un 40% anual, etc. O prohibir las bolsas plásticas
en los supermercados. En nombre de la libertad el PRO propone un cupo de 50% de mujeres para cargos
electivos, anticonstitucional ley ya que Alberdi solo exigía idoneidad para el
cargo, no pertenencia a algún género. En
nombre de la libertad propone endeudarnos para financiar un plan de
modernización de los trenes…Demasiados reflejos intervencionistas para quienes
son acusados de “liberales” por la oposición.
En suma, a
fin de aplacar a la bestia populista nos disfrazamos de populistas cada día un
poco a más. Así se traiciona el mandato del 51% que lo votó justamente para
erradicar al populismo, no solo bajo el nombre de “Kirchnerismo” sino bajo
cualquier denominación: socialismo, peronismo, nacionalismo, estatismo,
progresismo.
El inversor
extranjero, ausente hasta el momento, percibe esta ambigüedad y se pregunta si
para aplacar al peronismo, sindical o político, se va a ceder permanentemente, si las leyes
necesarias van a costar ceder mucho en el parlamento y si luego no serán
boicoteadas por la CGT unida. Se preguntan sobre el poder real de Gobierno,
sobre la gobernabilidad y sobre las concesiones que hay que hacer para mantener
a flote el barco. Se preguntan por el largo plazo, pero en Argentina el largo
plazo es 2017, no más allá de eso.
Por ejemplo,
un empresario chino de Sany, una
empresa constructora de clase internacional, bajo la bandera que aun ostenta la
hoz y el martillo, entrevistado por un medio:
–¿Se van a
instalar en Argentina?
–Estamos
sondeando todas las posibilidades en la Argentina y también nos preocupan
los sindicatos.
–¿Qué observan
en un país antes de radicarse?
–Que sea estable
socialmente con un sistema jurídico creíble, estable en la economía, con un
tipo de cambio sin amplias oscilaciones. También analizamos si el país es
amigable hacia la inversión extranjera. Y es muy importante que cuente con
profesionales entrenados y mano de obra calificada.
En dos palabras
este empresario neocomunista desmonta toda la retórica populista
latinoamericana: desconfiamos de tanto
poder a los sindicatos y solo nos interesan los países amigables a la inversión
extranjera, con seguridad jurídica y estabilidad monetaria y cambiaria.
Argentina aun no
aprobó esas asignaturas. No se decide el Gobierno a un cambio de Modelo, no tan
solo a mejorar el estilo y los modales.
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