jueves, 3 de noviembre de 2016

Algunas reflexiones facebookeanas

Esta mal tenerle miedo a la multitud. Por el contrario existe el mito de la multitud. Algo así como "el pueblo unido en la plaza tiene la razón siempre". Y el que no comparte esa reunión popular es poco menos que un individualista sin conciencia social. Como miembro de una minoría desde siempre perseguida por mayorías he aprendido a desconfiar de las asambleas populares, en las cuales el orador más fogoso es el que gana, nunca el más reflexivo o sabio. En las asambleas rara vez gana la verdad y sí la improvisación. Y muchas veces, la violencia. "Leña, leña!" pedía la multitud a Peron. "Y por qué no empiezan USTEDES a dar leña?" incitaba el líder a la multitud...En el Paris de 1792 una multitud de "patriotas" asesinó a 1400 personas, todas ellas presas en diversas cárceles de Paris, incluyendo a unas 50 prostitutas, a unos 40 menores de edad y a centenares de sacerdotes, nobles o burgueses, supuestos acaparadores de pan...Nunca nadie se responsabilizó de esa masacre, no hubo presos y su recuerdo quedó como una advertencia: de ahora en más basta de multitudes, de ahora en adelante es el Estado Revolucionario el que matará a los reaccionarios. 200,000 campesinos de La Vendee y 30 mil guillotinados fueron el resultado de la estatización de la violencia.




Alguien recuerda el escándalo político ecológico que se armó por la pastera uruguaya Botnia? TODOS los medios argentinos, aun los supuestamente antiK cantaron loas a los "asambleistas" de Gualeguaychu que cortaron el puente internacional durante 3 años. La "causa nacional" como la denomino Kirchner incluyo clases a los alumnos que terminaban dibujando al Rio Uruguay cubierto de peces muertos, gente con cancer y deformaciones graves, un apocalipsis total. 
Todo mentira.
Nueve años después, la Argentina , en acuerdo con Uruguay, publica los estudios realizados entre 2011 y 2015 que demuestran que la pastera NO contamina y que, en cambio, los efluentes de Gualeguaychú contaminan. O sea, vimos la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio.




Hay algo notable en la Revolución Francesa: el espíritu suicida de buena parte de la nobleza y la alta burguesía. La incapacidad de prever el agravamiento de la violencia "popular", la imposibilidad de ver la conspiración jacobina, suponer siempre buenas intenciones a los que armaban el Terror como estrategia para imponerse a sus enemigos, la ingenua creencia que cediendo privilegios se congraciaban con la elite revolucionaria. Toda la aristocracia era simpatizante de la Revolución Americana, toda era "liberal" en el sentido de iluminista, los intelectuales liberales ( Rousseau, Voltaire, los enciclopedistas, Montesquieu) no tenían competencia, no existía un pensamiento lucido conservador , a la manera del ingles Burke, los moderados eran despreciados, cuanto mas audaz una propuesta, mas votos cosechaba, los que querían una Constitución similar a la inglesa ( dos cámaras, participación del gobierno en el parlamento a traves de los ministros diputados) eran apabullados por los populistas. Así, el infierno estaba a la vuelta de la esquina.

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