Prólogo
Acostumbrados a la queja, los argentinos tenemos solo una
vaga noción de que este país, alguna vez estuvo a la vanguardia del progreso y
atraía a millones de inmigrantes con la promesa de “hacerse la América”. Pero
todo eso, como una bruma, desaparece de
nuestra conciencia y nos despertamos nuevamente frente a nuestra realidad
cotidiana.
Creo que es tiempo de reconocer el milagro argentino. Este país no se recuperará sino no
renace alguna forma de orgullo nacional, esta vez lejos de toda fiesta futbolera
o malvinera. Nacimos en un país
increíble, pero no lo sabíamos.
Este libro intenta, ni más ni menos, recuperar ese orgullo y
voy a aportar datos para ello. No se trata de retórica sino de datos objetivos,
no solo numéricos – que los hay- sino más inasibles como las ideas, las
polémicas y los mitos que la literatura y el tango supieron corporizar y echar
a andar. Pero para que esos mitos
existieran algo tuvo que pasar en esta ciudad y en este país.
Lo que sucedió fue la excepcionalidad argentina.
“En la historia argentina no existen tres décadas que hayan
experimentado una expansión económica tan significativa como las que
precedieron a la Primera Guerra Mundial. “( Carlos F. Díaz Alejandro)
En pocos años un desierto despoblado, cruzado de anarquías y
guerras civiles, donde la vida no valía nada, adonde muy pocos extranjeros se
animaban a recalar, un país casi olvidado, lejos de los flujos de inversión,
comercio mundial y las migraciones, pasó a protagonizar un crecimiento poblacional,
económico, social y cultural de los que, con la excepción de los Estados
Unidos, el mundo no tenía memoria.
Millones inmigrantes se asentaron aquí, convirtiendo a la Argentina en el país
que más inmigrantes recibió entre 1880 y 1930 , después , lógicamente, de los
EEUU. Recibió notablemente más inmigrantes que Brasil, Australia, Canadá, México.
La Argentina estuvo
en la compañía de Australia y Canadá, desde 1880 a 1920. Formaban, ellos tres,
una especie de grupo local, de galaxias que compartían la cercanía de sus
estructuras productivas, tamaño
poblacional, inserción al mundo.Pero, extrañamente, las cosas empeoraron mucho y Argentina
perdió de vista a sus compañeras. Dejó de pertenecer al Grupo Local
agroexportador y modernizante.
Este recorrido de 140
años, desde la promesa del progreso indefinido a la agonía de la decadencia es
el que debe ser explicado.
Algo grave y definitivo sucedió entre las
décadas del 40 y el 50. Algo que irreversiblemente arrojó a la Argentina del
brillante lugar en el que estaba. Si en 1940
el PBI per cápita de Argentina era un 67% del de Australia, en 1980 era
el 58% y en 2008 era del 40%, solo del 40%.
Argentina era, orgullosamente el país más poderoso de
América Latina en términos económicos. Si en 1870 su valor de producción era
solo de un cuarto del de Brasil o México, en 1920 había superado a ambas
naciones, colocándose a la cabeza de la producción de bienes de América Latina.
Y si hablamos de PBI per cápita, los datos son aun más
elocuentes. Mientras que hacia 1880 disputaba el primer lugar con Chile , hacia 1910 lideraba sin dudas el ranking.
Para 1920 su PBI per cápita era de casi 3.500 dólares mientras que el de Brasil
no llegaba a los 1.000.
Pero ampliando la mirada de los datos entre 1900 a 2008
muestran otra realidad. Chile sobrepasó a la Argentina y Brasil, el eterno
competidor sudamericano no está tres veces por debajo de Argentina, sino un
60%. Argentina ya no es la cabeza de América latina sino un jugador más, entre
los primeros, pero de lejos de liderar de lejos a su grupo de pertenencia, su
Grupo Local.
PBI per cápita 1900 a 2008
Es verdad. Argentina
tuvo hace un siglo el puesto número 8 en el ranking mundial de PBI per cápita.
Pasó del número 13 en 1880 al 8 en 1910. Para 1930 estaba ya
en el 16. Ahora está en las cercanías del puesto 50. Unos 12000 dólares per
cápita contra 25000 de Australia o 32000 de EEUU.
Frente a este dato el pensamiento crítico, inevitablemente
nos recordará la desigualdad en la distribución del ingreso , las luchas
obreras, la centralización del poder en una aristocracia. Acepto el reto de
discutir esas consignas, convertidas casi en verdades obligatorias y
reemplazarlas con afirmaciones basadas en otro enfoque teórico y en evidencias
empíricas.
A eso vamos.
El Big Bang argentino
Algo sucedió en 1880.
Sabemos que la economía no es causa sino
efecto de determinadas condiciones, entre ellas, el marco político
institucional. En 1880 se resolvieron a
un tiempo viejos conflictos que impedían la consolidación de Argentina.
En primer lugar la ciudad de Buenos Aires dejó de ser parte
de la Provincia de Buenos Aires y pasó a ser un Distrito Federal, La Capital
del Estado Argentino.
Escribió Alberdi en su última obra , La república argentina
en 1880:
“Este cambio es tan grande que solo tiene dos precedentes en
la historia argentina de este siglo: 1 la Revolución de Mayo de 1810 en que la
monarquía colonial española fue reemplazada por la República Argentina independiente;
2 la Revolución que derrocó a la Dictadura de Rosas, en que las Provincias
argentinas, abriendo sus puertos fluviales al comercio directo del mundo,
tomaron la parte de la renta y poder que hasta entonces había monopolizado el
gobierno de la Provincia-Metrópoli
de Buenos Aires, por las leyes
coloniales.(…)
No son personas, son instituciones las que se han caído en
el cambio de 1880; son las Leyes de
Indias y la Ordenanza de Intendentes,
con su obra más genuina, que era la Capital-Provincia
de Buenos Aires, en la forma que esas leyes le dieron para avasallar al pueblo
argentino, cuando era colonia de España.
A los setenta años de la Revolución de Mayo contra el viejo
régimen, la vida de esa institución monarquista y colonial, continuaba siendo
un anacronismo, una distracción, un olvido de la Revolución de Mayo. Era tiempo
de ultimar a ese resto de la máquina monarquista que nos quedaba como negación
de la República”
El otro conflicto pendiente era, sin dudas, la
terminación del dominio indígena sobre
la porción sur del país. Sin abrir esta polémica, que daría para una obra
específica, baste decir que desde Rosas a Avellaneda se utilizó la solución
militar para neutralizar el poder indígena en la Patagonia. La incursión de
Rosas, en 1833 fue tan o más sangrienta que la de Roca en 1879. El juicio de
hoy no puede imaginar siquiera qué significaba que el Estado tomara posesión
efectiva de ese territorio para incorporarlo realmente a la nación en ciernes.
La presencia del indio significaba que el riesgo de producir en el sur de la
Provincia de Buenos Aires y el oeste de Cordoba imposibilitaba de hecho abrir
esos campos a la ganadería o la agricultura. Ningun inmigrante arriesgaría su
vida para instalar una granja en la zona de Tandil.
La conquista del desierto implicó la incorporación de 30
millones de hectáreas a la producción agrícola ganadera de Argentina. Como
señala Cortés Conde, esto implicó duplicar el stock de ganado vacuno en 7 años.
Por último, en 1880 Julio Argentino Roca asume como el
primer presidente de un país en paz. Paz y Administración fue su consigna. El
conflicto interno, la guerra civil no había cesado con la caída de Rosas. Por el contrario, la división
entre Buenos Aires y la Confederación, con su corolario militar de Cepeda y
Pavón, los alzamientos de caudillos en el interior, la guerra con Paraguay, el
alzamiento de 1874, etc. todo ello conmovía el proyecto de la Constitución de 1853 de abrir al mundo este país,
de terminar con el aislamiento rosista, convocar a los extranjeros de cualquier
culto a gozar de los beneficios de la libertad, el libre comercio, la
instalación de industrias, el cultivo de los campos.
En su primer Mansaje, al asumir el Gobierno en 1880, declaró
Roca:
“El Congreso de 1880 ha complementado el sistema del
Gobierno representativo federal y puede decirse que desde hoy empieza recién a
ejecutarse el régimen de la Constitución en toda su plenitud. La ley que acabáis de sancionar fijando la
capital definitiva de la República, es el punto de partida de una nueva era en
que el gobierno podrá ejercer su acción con entera libertad, exento de las
luchas diarias y deprimentes de su autoridad que tenía que sostener para
defender sus prerrogativas contra las pretensiones invasoras de funcionarios
subalternos. Ella responde a la suprema
aspiración del pueblo, porque significa la consolidación de la unión, y el
imperio de la paz por largos años. Su realización era ya una necesidad
inevitable y vuestro mejor título a la consideración de la República será el
haber interpretado tan fielmente sus votos. En adelante, libres ya de estas
preocupaciones y de conmociones internas, que a cada momento ponían en peligro
todo, hasta la integridad de la República, podrá
el gobierno consagrarse a la tarea de la administración y a las labores
fecundas de la paz; y cerrado de una vez para siempre el período
revolucionario, que ha detenido constantemente nuestra marcha regular, en breve
cosecharemos los frutos de vuestro acierto y entereza.”
1880 es el cierre definitivo de la Revolucion de Mayo y sus
conflictos civiles, y el punto de partida de una nueva etapa. No nos
equivocamos si afirmamos que en lo esencial ese programa se cumplió.
La Argentina en crecimiento, 1880 - 1915
Durante tres décadas, de 1880 a 1915, la Argentina fue ,
luego de EEUU, el país con mayor crecimiento poblacional y económico del mundo.
Argentina multiplicó por tres su población entre 1880 y
1914. Un resultado muy superior a países similares o vecinos como Australia
(2,25 veces), Canadá (1,85 veces) , Brasil (2 veces) o Mexico (1,44 veces)
UN CASO UNICO EN EL MUNDO
|
|||||
|
1880
|
1890
|
1900
|
1914
|
Crecimiento 1880/1914
|
Argentina
|
2,559
|
3,376
|
4,693
|
7,885
|
3.08
|
Brasil
|
11,794
|
14,199
|
17,984
|
24,161
|
2.05
|
Uruguay
|
464
|
686
|
915
|
1,223
|
2.64
|
Mexico
|
10,399
|
11,729
|
13,607
|
14,960
|
1.44
|
France
|
39,045
|
40,014
|
40,598
|
41,476
|
1.06
|
Alemania
|
43,500
|
47,607
|
54,388
|
66,096
|
1.52
|
Australia
|
2,197
|
3,107
|
3,741
|
4,933
|
2.25
|
Canada
|
4,384
|
4,918
|
5,457
|
8,093
|
1.85
|
Estados Unidos
|
50,458
|
63,302
|
76,391
|
99,505
|
1.97
|
La población de emigrantes elige su destino en base a un
cálculo de costo-beneficio. Nadie elige equivocadamente su país de destino. Y
si se equivoca, corrige rápidamente emigrando hacia un nuevo destino. La
decisión de emigrar es una de las pocas que claramente son de estricto ámbito
personal. No es una política de Estado
decidir que 942.000 italianos hayan estado radicados en Argentina en 1914. Los
Estados pueden establecer acuerdos generales, pero los que deciden finalmente son
los individuos. Evidentemente las condiciones de cercanía cultural, existencia
de connacionales ya radicados facilitan esas decisiones. Pero el hecho de
que entre 1870 y 1914, 5.573.000
inmigrantes se hayan decidido radicarse definitivamente en Argentina y
que 2.729.000 se hayan ido del país en busca de otros destinos habla de un
éxito: se atrajeron a muchos inmigrantes y la mayoría se radicó definitivamente
en el país.
Después de EEUU, que
recibió a 27 millones de inmigrantes
entre 1860 y 1920 lidera el ranking Argentina, con 5,5 millones radicados
definitivamente. Le siguen:
Australia con 3,5 millones
Brasil, con 3 millones
Sudáfrica con 1 millon
Uruguay con 600.000 inmigrantes.
El resto de los países no registra cifras significativas.
En suma, Argentina se
transformó para millones de personas en el destino preferido, luego de EEUU.
Para muchos de ellos, el primer destino, sin lugar a dudas.
Para que eso suceda Argentina tuvo que poner en marcha
políticas activas para crear incentivos a la inmigración. La primera de ellas
ya figura en el Preámbulo de la Constitución de 1853, por inspiración de
Alberdi:
Nos, los Representantes del pueblo de la nación Argentina,
reunidos en Congreso General Constituyente por voluntad y elección de las
Provincias que la componen, en cumplimiento de pactos preexistentes, con el
objeto de constituir la union nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz
interior, proveer la defensa común, promover el bienestar general y asegurar
los beneficios de la libertad para
nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que
quieran habitar el suelo argentino: invocando la proteccion de Dios, fuente
de toda razon y justicia: ordenamos, decretamos y establecemos esta
Constitucion para la Confederacion Argentina.
Muchas más ya estaban presentes en el articulado de la
Constitución de 1853
Señala Alberdi: “He
aquí el dominio de la libertad económica, que la Constitución argentina
asimila a la libertad civil concedida
por igual a todos los habitantes del país, nacionales
y extranjeros, por los artículos 14 y 20 .
Así colocada esta libertad fecunda, en manos de todo el mundo, viene a
ser el gran manantial de riqueza para el país; el aliciente más poderoso de su población por la introducción de
hombres y capitales extranjeros; la
libertad llamada a vestir, nutrir y educar a las otras libertades, sus hermanas
y pupilas”.
Artículo 14o.-
Todos los habitantes de la Confederación gozan de los siguientes derechos
conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio, a saber: de trabajar y
ejercer toda industria licita; de navegar y comerciar; de peticionar a las
autoridades; de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino;
de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa; de usar y disponer de
su propiedad; de asociarse con fines útiles; de profesar libremente su culto;
de enseñar y aprender.
Artículo 20o.-
Los extranjeros gozan en el territorio de la Confederación de todos los
derechos civiles del ciudadano; pueden ejercer su industria, comercio y
profesión; poseer bienes raíces, comprarlos y enajenarlos; navegar los ríos y
costas; ejercer libremente su culto; testar y casarse conforme a las leyes. No
están obligados a admitir la ciudadanía, ni a pagar contribuciones forzosas
extraordinarias. Obtienen nacionalización residiendo dos años continuos en la
Confederación; pero la autoridad puede acortar este término a favor del que lo
solicite, alegando y probando servicios a la República.
Sin embargo la llegada de extranjeros fue muy escasa hasta
1880. Según Alfredo Lattes en La población de Argentina,INDEC. En la década
1860-1870 entraban unos 15000 extranjeros por año.En el Censo de 1869 se
registran unos 211 mil extranjeros. En el de 1895 la cifra sube a un
millón. En 1914 llegaron a 2,5 millones,
42% de la población total.
Roca había afirmado que su administración tenía como un
objetivo atraer unos 200.000 inmigrantes por año. Su meta casi se cumplió en el
quinquenio 1885 a 1890, y, más claramente en la década anterior a la Guerra,
período en el que 1,500,000 inmigrantes se radicaron en el país. La Guerra
cortó el flujo de inmigrantes drásticamente y éste nunca se repondría: un millón
en la década del 20, 300 mil en la del 30, 400 mil en la del 40, 500 mil en la
del 50 y solo 70 mil en la del 60.
|
Inmigrantes por quinquenio
|
1870 a 1875
|
100000
|
1875 a 1880
|
43000
|
1880 a 1885
|
150000
|
1885 a 1890
|
602000
|
1890 a 1895
|
156000
|
1895 a 1900
|
301000
|
1900 a 1905
|
244000
|
1905 a 1910
|
785000
|
1910 a 1915
|
737000
|
1915 a 1920
|
-69000
|
Pero no solo la población crecía. Entre 1880 y 1914 se
registraron los siguientes resultados
|
1880
|
1914
|
Exportacion total
|
62 millones $ Oro
|
402 millones $ Oro
|
Exportación agrícola
|
4 “
|
214 “
|
Exportación ganadera
|
44 “
|
132 “
|
Kilómetros de Ferrocarril
|
3.000
|
31.000
|
Crecía la producción agrícola
|
trigo
|
|
maiz
|
|
AÑO
|
superficie
|
produccion
|
superficie
|
produccion
|
A1890
|
1202
|
845
|
1244
|
2240
|
A1900
|
3250
|
2766
|
1009
|
1412
|
A1910
|
5836
|
3565
|
3005
|
4450
|
A1915
|
6261
|
5790
|
4203
|
8260
|
Crecía, por lo tanto, el PBI.
|
EN MILLONES DE DOLARES
|
1880
|
321
|
1890
|
475
|
1900
|
816
|
1910
|
1947
|
1915
|
2200
|
Las variables básicas de la economía subieron entre 3 y 50
veces en esos años. La gran expansión es, sin dudas, la agricultura.
Ganaderia vs Agricultura
“El ritmo de crecimiento ganadero en condiciones de oferta
elástica de tierras fue más alto que el del agregado de sus insumos. La
disponibilidad de nuevas pasturas permitió alimentar los ganados existentes
incrementando su producción en carne o cueros y además, esto es fundamental, su
reproducción (como bienes de capital). En la agricultura todo agregado de
tierras dependía en cambio no solo de la tierra sino de las disponibilidades de
trabajo y capital. Su reproducción no dependía de solo la disponibilidad de
tierras. Por ello el ritmo de crecimiento del producto seguía linealmente al
del agregado de sus insumos. En ;la ganadería en cambio, el incremento de uno
de los factores de la producción (tierra) afectaba el crecimiento del otro
(ganados)”(Roberto Cortes Conde, Tierras, agricultura y ganadería)
La agricultura supone transportes, radicación de
trabajadores, condiciones productivas del suelo, clima. De ahí que es una actividad de mayor riesgo
que la ganadería. El ganado es el propio transporte, no necesita de
ferrocarriles. Las actividades ganaderas tradicionales y largamente conocidas
por los trabajadores rurales, las gauchos, no requieren mayor capacitación. En
cambio las actividades de preparación del terreno, desbrozo, desmalezado,
siembra, cosecha, almacenamiento, transporte, almacenamiento de semillas, uso
de tractores, cosechadoras, etc. requieren más tareas que las ganaderas. La
ganadería es intensiva en tierra, la agricultura en trabajo y herramientas.
La ganadería tiene además mucho que ver con el culto al
coraje, tradición antigua en estas tierras que Juan Agustín García describió
magistralmente en La Ciudad Indiana (pag.75)
“Así se formaba su carácter guerrero y altivo.
Sabe que la vida de la ciudad depende del esfuerzo de su brazo y que un momento
de olvido o de flaqueza puede traer la ruina definitiva. En un medio
tan favorable, al culto nacional del coraje toma un vuelo extraordinario;
domina en absoluto las ideas , aspiraciones y sentimientos. Es la medida de los
valores sociales que sirve para clasificar a los hombres, juzgar las acciones,
dar la norma de la moralidad y
estimación públicas, crear las distintas jerarquías , las superioridades que
mandarán al grupo, proponiéndose como ejemplo a la imitación, porque es la
cualidad más útil y necesaria.(…) Odian al extranjero porque no comprenden la
simpatía humana, libre y espontanea.(…) Desprecian el trabajo de las artes e
industrias , porque no son oficios nobles…”
La Colonia desalentaba la agricultura, la Cencienta de las
industrias.
“Al instante se
presenta la triste situación del labrador; este aunque
dueño absoluto de una porción de tierra, capaz en otras partes de mantener a un
potentado, vive en ella escasamente y se halla sin recursos y sin auxilio para
hacerla producir una porción de frutos apreciables que podrían hacer la
felicidad de una familia: desconoce enteramente todo género de industrias,
labra solamente aquella porción que considera necesaria a su sustento, los que
es peor, desconoce enteramente aquel deseo que nace en los hombres de aumentar
sus comodidades y sus bienes”(Citado por Juan Agustin García)
Sobre esa base cultural, en la cual la ganadería era un
remedo de la caza y de la batalla, en la cual lucía el arrojo y el coraje de
cada cual, en la que no valían más títulos que la valentía, con una tradición
transformada en poema nacional gracias al Martin Fierro, de lectura obligada en
los fogones gauchos, sobre esa base el rechazo a las tareas agrícolas era
absoluto. Simplemente no eran tareas para criollos. Había por lo tanto que
esperar que los extraños, los extranjeros, algunos de ellos para colmo,
herejes, se hicieran cargo de sembrar,
cosechar, estibar y trasportar los productos del campo.
En El Martin Fierro ese chauvinismo se expresa en forma
plena y, claro, graciosa:
Era un gringo tan bozal
Que nada se le entendía
Quien sabe ande sería
Tal vez no juera cristiano
Pues lo único que decía
Es que era pa-po-litano
Yo no se porqué el Gobierno
Nos manda aquí a la frontera
Gringada que ni siquiera
Se sabe atracar a un pingo
Si creerá al mandar un gringo
Que nos manda alguna fiera!
No hacen más que dar trabajo
Pues no saben ensillar,
No sirven ni para carniar,
Y yo he visto muchas veces
Que no voltiadas las reses
Se les quería arrimar
Cuando llueve se acoquinan
Como el perro que oye truenos
Que diablos! Solo son guenos
Pa vivir entre maricas
Y nunca se andan con chicas
para alzar ponchos ajenos
Pa vichar son como ciegos
Ni hay ejemplo de que entiendan
Ni hay uno solo que aprienda
Al ver un bulto que cruza
A saber si es avestruza
O si es ginete, o hacienda
Culto al trabajo “macho” del gaucho,
recelo ante la posibilidad de que los ‘gringos’ ni siquiera sean cristianos,
insinuación de que son homosexuales (maricas) ,blandos, cobardes, inútiles:
esos son, para el criollo argentino, los extranjeros.
“Así es, nos dice Sarmiento en Facundo, como en la vida argentina empieza a establecerse por estas
peculiaridades el predominio de la fuerza brutal, la preponderancia del más
fuerte, la autoridad sin límites y sin responsabilidad de los que mandan, la
justicia administrada sin formas y sin debates.”
“Es preciso ver estas caras cerradas de barba, estos semblantes graves
y serios, como los de los árabes asiáticos, para juzgar del compasivo desdén
que les inspira la vista del hombre sedentario de las ciudades, que puede haber
leído muchos libros, pero que no sabe aterrar un toro bravío y darle muerte,
que no sabrá proveerse de caballo a campo abierto , a pie y sin el auxilio de
nadie, que nunca ha parado un tigre, y recibídolo con el puñal en la mano y el poncho envuelto en la otra, para meterle en la
boca. Mientras le traspasa el corazón y lo deja tendido a los pies.”
“El gaucho no trabaja; el alimento y el vestido lo encuentra preparado
en su casa; uno y otro se lo proporcionan sus ganados, si es propietario; la
casa del patrón o pariente si nada posee. Las atenciones que el ganado exige se
reducen a correrías y partidas de placer.”
Dice Garcia en La Ciudad
Indiana. “En 1744 de los diez mil
habitantes, solo treinta y tres eran agricultores. La agricultura es oficio
bajo. En la madre patria arar la tierra es tarea de villanos y diervos; en
América, de tontos. “Los pastores, dice Azara, consideran mentecatos a los agricultores,
pues si se hicieran pastores vivirían sin trabajar, y sin necesidad de comer
pasto, como los caballos, porque así llaman
a las ensaladas , legumbres y hortalizas”. En cambio, la lucha con el
animal semisalvaje, la carrera al aire libre, mandando maniobra del rodeo, con
sus nefros, indios y peones, le recuerda las escenas de la vida feudal,
familiares a sus antepasados…Su trabajo no es el esfuerzo metódico, el modesto
cumplimiento de la ley bíblica, es un sport lleno de azares, emocionante.”
Este cuadro cultural se iba a
conmover profundamente durante la revolución agrícola de 1890 en adelante. En
1880 la agricultura era un renglón casi inexistente en la exportación
argentina. En 1920 implicaba el 64% de la exportación.
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