domingo, 30 de julio de 2017

Prólogo

LA EXCEPCION ARGENTINA
1880-1914



PROLOGO



Quiero dejar escrito que la pampa y las afueras son enternecedoras de todo mirar argentino y son patrias manifiestas de nuestro sentir.
 Jorge Luis Borges

Escribir este libro ha constituido una audacia. Un No- historiador como yo,  sociólogo, no  parece la persona más dotada para contar el pasado. Los sociólogos hacen análisis sincrónicos y, casi, desconocen el diacrónico, el tiempo. Los historiadores, en cambio,  se sumergen en el pasado, son necesariamente  grandes lectores de documentos antiguos, a veces casi ilegibles, frecuentadores de archivos coloniales, parroquiales, de comunidades extranjeras, de instituciones como la Iglesia o el Ejército, a la búsqueda constante de la verdad que se esconde tras millones de palabras. Ese no soy yo. No frecuento archivos, soy incapaz de leer un manuscrito y carezco de acceso a fuentes documentales privadas. Mi única cualidad es, en todo caso, cierto poder de síntesis, de resumen, el poder de comunicar cuestiones complejas de una manera no compleja. El eclectismo es, en todo caso, mi característica: amo  la historia y no soy historiador, amo la economía y no soy economista.
Estudiando  un objeto definido (el boom argentino entre 1880 y 1914) fui invadido por una certeza: el proceso que protagonizó Argentina entre 1880 y 1914 no ha podido ser interpretado cabalmente por nadie, es de tal complejidad y magnitud que se resiste a cualquier esquema de interpretación. Lo que llama la atención es la multiplicidad de elementos puestos en juego y la compleja interrelación de esos elementos, al punto que fue imposible ‘planificar’ nada. Todo se jugaba en microprocesos cambiantes. Ningún  área se consolidaba para siempre como productora de determinado bien agrario. Ningún producto se aseguraba la permanencia, ninguna técnica, proceso o mecanismo tenía garantizada la estabilidad. Nadie estaba impedido del error o del éxito impensado.  No había planes, se actuaba por ensayo y error. Había, sí, una visión: Argentina , país atrapado en la política menor,  debía salir del estancamiento y progresar, explotando sus riquezas y atrayendo millones de inmigrantes.
Para ser meramente descriptivo, cualquier interpretación del proceso argentino debe considerar como factores y actores al clima, el suelo, las prácticas productivas tradicionales, el saladero,  los productos de exportación y su evolución década tras década, desde los tradicionales (cuero y tasajo) , la lana, y los emergentes( trigo y carnes de alta calidad), el rol de la mecanización de la agricultura, los inmigrantes ,  las nuevas tecnologías (el alambrado, los molinos para aguada, segadoras, arados, trilladoras, los corrales, los potreros, los montes arbolados,) el papel de las colonias santafesinas, la campaña del desierto y el fin de la frontera peligrosa, la guerra del Paraguay, los molinos santafesinos  y la captación de mercado porteño de harina, los peones golondrina, las cuadrillas para  esquila, la producción de puros de raza ovina y bovina, la extensión  de la red de ferrocarriles, la conformación de una vanguardia ganadera, el rol tradicional del gaucho y su transformación en peón disciplinado, de la estancia tradicional a la estancia moderna, la logística del almacenamiento, traslado y embarque de los granos, el papel de los empresarios en la colonización, los acopiadores, comerciantes y exportadores de grano, el crédito a los productores, el cultivo de alfalfa en régimen de arrendamiento, la contratación de mano de obra, la mejora de las razas, la incorporación de la lechería de alto nivel, la exportación de ganado en pie, el congelamiento de carnes ovinas y luego en de carnes bovinas, la instalación de frigoríficos, las inversiones extranjeras y las garantías por esas inversiones, el acceso al mercado británico, precios de nuestros productos, ganancias, PBI interno general y per cápita. En fin, un largo y complejo entramado de factores y resultados, en algún punto todos ellos asociados, relacionados, en conflicto o  cooperando.
Con estos hechos, procesos, eventos se debe intentar construir un relato coherente, que le de forma y sentido a tanta información.   Mi propósito es descriptivo. Poner orden y exponer pausadamente todos esos elementos ya vale la pena. Más que desarrollar una nueva interpretación, el objetivo es la exposición comprensible de hechos, datos, cifras en búsqueda de encontrar relaciones, interconexiones, interacciones entre personas, grupos, tecnologías, desarrollo  de productos,  técnicas de gerenciamiento…
Para eso me baso en la riquísima y poco explorada base de datos que constituyen los censos nacionales de 1869, 1895 y 1914, los de la Ciudad de Buenos Aires de 1887, 1904 y 1909, el Censo Escolar de 1884, el Censo provincial de Santa Fe de 1887, el Censo de Empleados públicos de 1893, el Censo  Agropecuario Nacional de 1908. Me apoyo en los estudios de los principales economistas e historiadores que se pueden consultar en la Bibliografía, y, sobre todo, en el testimonio de los contemporáneos, desde viajeros extranjeros, colonos, inmigrantes, pensadores, políticos que entre 1870 y 1920 intentaron describir, analizar, explicar el fenómeno argentino de fin de siglo  XIX y comienzos del XX. Como escribió el gran sociólogo e historiador social, Juan Álvarez, rosarino, al escribir su Historia de Rosario, su libro “se integra con muchas transcripciones, porque al invocar testimonio ajeno es preferible hacerlo con las palabras del testigo, y también porque frases de un Alberdi o un Avellaneda no requieren glosador”. Modestamente, intento lo mismo. En un panorama intelectual en el que se  busca originalidad pretendo, por el contrario, dejar que las cifras no sean ocultadas por las construcciones teóricas e  ideológicas  y que los testigos hablen libremente, sin la tijera del glosador.
Acaso no agraden las cifras al lector…Sin embargo, es preciso que se interese por ellas un instante, pues toda la vida pasada, presente y futura de la República Argentina se sintetiza en algunas sumas. (…) En un país como este, las demostraciones secas y áridas de los números se animan y adquieren una apariencia de milagro y de reto. Los totales prósperos , gloriosos, como contentos de sí mismos, se acrecen año en año en columnas cada vez más largas y, de adición en adición, cuando llegan al balance comparativo de las naciones competidoras, hacen ostentación del triunfo, como comerciantes felices, radiantes de alegría.
Jules Huret. De Buenos Aires al Gran Chaco.1911

Creo que es tiempo de reconocer el milagro  argentino. Este país no se recuperará sino no renace alguna forma de orgullo nacional, esta vez lejos de toda fiesta chauvinista. Nacimos en un país  increíble, pero no lo sabíamos.
Este libro intenta recuperar ese orgullo. Y voy a aportar datos para ello. No se trata de retórica sino de datos objetivos, no solo numéricos – que los hay- sino más inasibles como las ideas, las polémicas y los mitos que la literatura de ficción y  el ensayo   supieron corporizar y echar a andar. Pero para  que esos mitos existieran algo tuvo que pasar en esta ciudad y en este país.

Lo que sucedió fue la excepción argentina. 

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